domingo, 28 de febrero de 2010

Cuento II. Esto no es cuento

Hoy terminaron mis vacaciones. Estoy solo en mi casa y es sábado. Son la una de la madrugada y permaneceré solo hasta que llegue el alba con la presencia de mi mamá.
He fumado marihuana dos horas antes de este escrito. Mi cuerpo no ha sido hospitalario con ella y por el contrario no la recibió bien. Sin caer en exageraciones, hace un poco más de una hora he sentido tan cerca la muerte que aún estoy temblando desasosegado. Luego de pasar por el agradable proceso de risa, violentamente mi vista se blanqueó al igual que mi mente, mi cuello se puso rígido perdiendo yo el control sobre él, pasaban por mi cabeza imágenes de convulsiones y moría de miedo que eso me suceda, mis orejas hervían sobre todo en la zona del pallar causando un malestar ante el cual perdía mi espíritu de inmortalidad que me da la base dos.
No tengo una idea clara para explicar porque fumé un maldito bate que probablemente haya sido surtido con PBC. Tengo una ineluctable relación con mis ludópatas costumbres, y no podría agregar alucinógenos a mi gama de vicios.
Me estoy viendo al espejo. Mis ojos están rojos, “reventado”, como dicen en el argot del humo y el talco. En el espejo veo a un miserable que es peor de lo que yo creo ser. Lo veo llorar con la cara desencajada y con la respiración acelerada. Quiero destrozar el espejo que no produce espejismos, sino una realidad inexorable. Hoy me siento un fantoche que quiso ser zascandil, para proyectar una imagen bohemia, pero que estúpidamente pone en peligro su vida.
Ahora que el tiempo disuelve los efectos, me pongo a pensar si soy digno de seguir aquí, en mi casa, bajo un techo, sabiendo que encontraré desayuno en la mañana. Sé que mis actos han envilecido mi ser, y por desgracia soy conciente autodestructivo. Justifico mi desidia con la relación agria que llevo con mi padre, justifico con que mi ex mujer se fue con mi ex amigo, justifico todo pensando que mi estómago no me va a dejar vivir mucho tiempo, que la vida se me acaba antes de hacer todo lo que quiero y lo que quiero querer. Casi me voy antes de tiempo y le pido disculpa a la gente que amo y hago la promesa inquebrantable de no volver a fumar un tronchito que hace felices a tantos, pero que al igual que el sexo ha decidido no relacionarse conmigo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

vas a seguir fumando oee no jodas

Anónimo dijo...

Prometiste intentar dejar todo ello, no puedes? lo que haces es lastimarte mas, mejor supera y olvida y lo q no se puede olvidar restale importancia y aprende a vivir con ello sin que te duela,
sentirse miserable es peor q serlo porq estas buscando ese estado y te convences de q lo eres - almenos por momentos- nada vale tanto la pena .
a y la vida bohemia es bella pero no es estar ebrio o alucinado, es divertirse y estra feliz con las simplicidades de la vida, despreocuparse por todo lo demas.
hasta pronto vasco
olvidate de todo ok. adios