He decidido burlarme de mí, me he rendido ante las mofas que la vida me destinó. Hoy por ejemplo he descubierto que soy feo, y ayer descubrí que soy bruto, y hace dos días descubrí que tartamudeo al hablar, dejé de creer lo que creen todos(que son bonitos e inteligentes); entonces no vale más la pena que me cuide de las burlas, no vale más la pena que me ofenda el comentario ajeno, he asumido el rol de ser mi principal opositor, o en mejores términos: prefiero ser mi propio bufón.
Para iniciar esta nueva faceta carente de autoestima y exageradamente ignominiosa, he proyectado crear mi primera serie de cuentos, obviamente no hará falta crear nada, bastará con recrear pasajes desafortunados que quizá ayuden al lector a sentirse mejor consigo mismo. Podría ayudar tanto como lo hace Coelho, solo que en diferentes formas, aunque coincidiendo en la mediocridad literaria, con la diferencia que su mediocridad es popular y disfrazada. La mía es casi anónima y desacreditada.
Hace tanto tiempo que no escribo una línea que ya no sé si me quede algo de escribidor. Hoy vuelvo a tomar un bolígrafo entre mis manos y enfrento a un cuaderno que está en blanco, como invitándome a desahogar mis pensamientos envenenados por las circunstancias y vomitar mi bilis a través de la tinta. Llenaré ese cuaderno de cuentos mal contados y de personajes reales que me provoca enmascarar con nombres ficticios para jugar por segunda vez a que soy Kundera.
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1 comentario:
jaja bien ahì escribidor
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