jueves, 24 de junio de 2010

Cuento III. Mariana de la banca

Hola Mariana, qué tal. No te asustes, mi nombre es Vasco, te he estado viendo desde la banca de allá hace una hora y media aproximadamente, siempre lo hago, en realidad no es que te vea, es que te contemplo todos los días. No te asustes. Hace dos meses coincidimos en la biblioteca, tú pediste un libro sobre teorías de Freud y yo pedí "La Despedida" de Milan Kundera, tú apuntaste descaradamente la mirada hacia la obra que llevaba en la mano derecha, ¿te gusta Kundera? Bueno eso no es lo importante, pero desde aquella vez tu presencia dejó de ser anónima en mi vida y pasó a ser la causa fundamental por la que yo vengo diariamente a la universidad tres horas antes de que comience mi primera clase. Ya sé que debes estar incómoda, conozco tu nombre y dedico tres horas diarias de mi vida a verte sin que tu hayas tenido la menor percepción de lo que ha estado ocurriendo, pero tranquila, no soy un enfermo, no soy un pajero (bueno ya no soy un pajero), no te estoy espiando; sin embargo, es inefable mi sentir, intentaré explicarte lo que yo apenas entiendo. Me gustas, pero de un modo diferente a esa atracción o cuasi cariño que he llegado a experimentar hacia otras mujeres, me gustas diferente a todas, que son pocas y ninguna me viene a la memoria, no te importa, lo sé. Escúchame un momento más, por favor te pido que no te vayas, no podrías imaginar lo difícil que ha sido darme valor para acercarme a ti, estoy seguro que el chavo sintió menos miedo cuando le encargaron dejar el periódico en los interiores de la casa de la bruja del 71, perdón, de doña Cleotilde.

Eres muy guapa, maravillosamente bella, no sé como me he atrevido a hacer esto, va contra los principios de igualdad que lamentablemente prevalecen en el mundo, pero ya estoy acá, y no puedo volver para atrás. A mi favor te puedo decir que tienes en frente a la mejor versión de Vasco que podrías ver. He pasado dos horas frente al espejo probándome ropa y manchando mi esencia con gel para cabello. Estoy seguro que no te voy a impresionar, pero necesitaba alicientes para venir y hablar con la seguridad que te estoy hablando, porque no estoy titubeando ¿cierto? No lo creo, aunque sí te confieso que he fumado una cajetilla de puchos hasta hace minutos. No quiero aburrirte, prefiero que estés asustada que aburrida. Continúo. Después de la biblioteca te seguí y vi que te sentabas en esta banca a leer el libro que sacaste del anaquel, sin yo entender hasta ahora por qué vienes a este lugar tan bullicioso para enfrascarte en la lectura, eso seguro te hace más interesante para mí, aunque seguro que si lo hace una fea cualquiera, yo diría que está con el cerebro atrofiado y sería un motivo de desprecio y marginación por querer dársela de cultileída frente a toda la universidad. Bueno, averigué tu nombre por medio de la bibliotecaria que se ha vuelto mi confidente, ella sabe cuanto te quiero y le gusta que esté tan enamorado de ti, además me tiene al pendiente de todos los libros que tu sacas del anaquel, y luego yo busco resúmenes en internet, pues quiero saber qué es lo que te gusta. Ah cierto, leo los resúmenes, pero eso no quiere decir que a mi no me guste la literatura, sinó que tu lees mucho acerca de psicología, y yo no creo mucho en las teorías de esa disciplina, pero tu eres periodista, o, aspirante a periodista y sí que escribes hermoso. Si los libros de psicología te han ayudado a escribir de esa manera, pues a partir de ahora los tomaré más en cuenta.

Te leí en tu facebook, ahí como un niño que disfruta una golosina que no quiere que se le acabe, yo revisaba minuciosamente foto por foto; y nota por nota los escritos de tu autoría, con esa llamativa firma que has diseñado en Corel, y dice Mariana Valerón Z, y yo que me enamoro más de ti, porque tu nombre tiene una rítmica envolvente, porque es como una balada de Luis Miguel para mis oídos y un poema de Machado para mis ojos. Me encantas, ¿lo ves? No te asustes por favor. Estoy siendo sincero, y en unos años recordarás que un loquito se te acercó sin conocerte y te declaró sus incontenibles sentimientos, seguro te vas a reír, y yo feliz si de esto, al menos te saco una sonrisa a largo plazo.
En tu facebook vi fotos en las que apareces en Holanda, USA e Italia. Nunca he ido a ninguno de esos países, bueno sólo conozco Venezuela, pero no me tomé ninguna foto porque no fui de paseo. Pero me encantaron, sobre todo tus fotos en la nieve, esquiando, ¿es difícil? No sé, pero que linda se te veía con esos atuendos, sí pues, me fascinan las mujeres extremadamente abrigadas, es una debilidad, me siento impulsado a abrazarlas. No mires la hora, me hace sentir mal, ¿te quieres ir? No lo hagas aún, déjame terminar, no voy a volver a tener estas agallas, necesito hablar lo suficiente como para no quedarme con el sin sabor de que me faltó decirte algo, además es probable que deje de venir todos los días a verte luego de esto, los tomates no encuentran ni en su mejor temporada un color más rojo que el que mi cara exhibirá la próxima vez, que ahora sí por casualidad, te vea.

Bueno, hace diez minutos ignorabas mi existencia, ahora no sólo sabes que existo, también sabes que estoy enamorado de ti y de yapa estás frente al fan número uno de tus escritos. Te deberías sentir halagada, si yo fuera tú, sentiría que soy una deidad. ¡Caray! deja de ver la hora. Ah ya, entiendo, no creas que no lo sé. Hace una semana y media escapé de mi clase de Marketing II, porque sabía que tu salías de la universidad a las ocho y cuarenta. Te seguí furtivamente, vi que cruzaste la avenida y yo me quedé detrás de un árbol, ah por cierto en ese árbol está escrito tu nombre y el mío, así que espero que cuando oigas a Nectar recuerdes este día incidental para ti y trascendental para mí. Ya, me quedé en el arbolito donde está escrito tu nombre y el mío, desde ahí observaba tu impaciencia. Llegó el auto que no me podré comprar jamás, ni con plata eh, yo no tengo cara de tener un auto de esos ni la tendré, sin embargo, que bien le quedaba ese auto al rostro de tu novio, tan fino y elegante, un dandi carajo. Que guapos los dos besándose, ¿estás viendo el mundial? Pues, yo siendo una Grecia no podría buscar la clasificación contra Argentina, tengo los pies en el suelo, aunque, hoy siento que tengo los huevos de los uruguayos. Perdón por la grosería, me emocioné. Volviendo al tema, no te puedo negar que mi corazón sufrió grandes alteraciones luego de lo visto. "Ojos que no ven, corazón que no siente", lleva siglos ese refrán en el mundo, pero seguimos habiendo estúpidos que decidimos maltratarnos las entrañas.

Mariana, ahora sí tienes que entrar a clases, yo también. Oye, yo también escribo, no tan bello como tú, pero quiero que me leas, si a ti te gusta leer. He escrito unos poemas, todos ellos tienen como musa a Mariana Valerón, así que te pertenecen. Te los voy a dejar con la bibliotecaria que es mi confidente, por favor los recoges, nada te cuesta. Sé que te gustaba Saramago, y estos poemas están llenos de agnosticismo, la única deidad en ellos eres tú, porque te has convertido en un ser omnipresente para mí y mi daltónica vista que sólo logra divisar Marianas. Bueno, me voy, lo bueno es que ya no te noto asustada, ni aburrida, ni incómoda. Me siento bien, he descargado veintitrés años de miedos, nunca fui capaz de declarármele a nadie, aún sabiendo que la respuesta sería afirmativa, y yo hoy no puedo estar más orgulloso de lo que he logrado, me has hecho inmensamente feliz con tan solo escucharme. La vida está hecha para los guerreros y por eso Uruguay va a campeonar en el mundial, y yo hoy me siento el campeón mundial, el legítimo monarca del mundo, porque te he dicho que te quiero con la desfachatez de un hombre poderoso que utiliza su verticalidad para hacer lo que quiera. Me retracto sólo en una cosa, que esta no será la última vez que hablemos, claro si tu quieres. Te invito el sábado a tomar un café en Starbucks. No, mejor no, mejor te invito al hipódromo, en Starbucks soy un advenedizo, en el hipódromo soy un guía extraordinario, aprenderás a apostar y a escupir. No se te hará costumbre, ni hablar, pero estoy seguro que tu fino enamorado nunca te podrá enseñar a hacer eso. Entonces nos vemos el sábado Marianita, en el hipódromo, puedo hacer una parodia para colarnos en tribuna de socios, te vas a divertir. Adiós, se te hace tarde. Cuídate. Puta madre, parezco huevón ensayando esto en el espejo, mañana sí me le voy a acercar a Mariana, ¡Uy! las tres, tengo que ir a verla en su banquita.

lunes, 21 de junio de 2010

Carta I. Parte 2

Querido Jimmy:

Debo presentarte mis disculpas, sé que me he demorado en postear tu carta, pero te juro que no se debe a una falta de interés. El tiempo en este último mes me acorraló entre el poker, los libros, los exámenes y un pequeño empleo sin remuneración alguna. Bueno, espero me sepas comprender y no te enojes, pues más vale tarde que nunca, y dicen que lo bueno se hace esperar. Yo no soy bueno, pero gracias por esperarme.

Luego de exponer mis disculpas, me toca exigir las tuyas. Creo que no te comportaste bien conmigo y lo sabes. Me parece una cabronada no decir nada hasta el último momento. O sea, porque me dijiste "oe entre Marissa y yo, ya no hay una relación sólo amical", crees que fuiste muy hombre, que cumpliste como amigo. No. Mil veces "No". Pero, qué carajo pues, ya está todo hecho y aunque me jode no poderte considerar más mi hermano, sólo me queda aceptar el dramático cambio que dio esta historia.

En esta carta no puedo mantener una estética literaria, siento que al dirigirme a ti, es necesario escribirte tal y como te hablaría, aunque a quien lea esto, le parezca algo retorcido y pedestre. Pero nuestra comunicación siempre fue un delicioso surtido de groserías e insultos.¿Sí o no? cara de chucha con vista al mar y ahí sigue el hijo de la zorra y el toro castrado. Si veo un toro castrado, estoy seguro que voy a llorar por nuestra amistad, imbécil. Creeme que no hay un ápice de odio en mi ser hacia ti, siempre te voy a guardar un cariño especial, muy por encima que a Marissa, porque tu eras mi amigo, y para ser sincero y no es que me sienta orgulloso de ello, yo soy una persona muy aislada y tu eras de los pocos en quien deposité fe ciega y deposité más de lo que hubiera depositado en cualquier banco de sentimientos. Con cuántos hombres crees que me puedo amanecer chateando, no soy cabro, pero si lo hubiera sido no dudes que mi anillo lo guardaba para ti, aunque claro está que nuestras conversaciones siempre estuvieron inundadas de virilidad y de musas inspiradoras de una buena paja a las tres de la mañana.

Lo que ha pasado,definitivamente, es algo que esperaba. Sabía que se iban a enamorar o que ya estaban enamorados, pero el tener la certidumbre de ya saber oficialmente su relación, si me dolió, y como te dije: "Esto me jode mucho más por ti que por ella". Para ejemplificar la cosa, te puedo decir que parece un argumento de tus idolatrados luchadores cachascanistas, una novela de la WWF, en la que el bueno, el noble, de un momento a otro traiciona a su gran amigo y pasa a formar parte de las fuerzas del mal, se llena de codicia y pasa a ser el odiado por el público. ¿Ya ves? no es bueno pensar con el corazón (no digo con el pene, porque sé que Marissa no es la indicada para hacerte pensar con el pene), pero queda claro que no es bueno ser el que se mete por los palos, aunque no había nada entre ella y yo, hay un código tácito entre amigos.
Además, los que llegan de último comen mejor pero son mal vistos, por eso la gente odia a Tula y se solidariza con Gisela. Hoy yo soy una vieja aguantada como Gisela y tu eres una chola joven y triunfadora que se llevó a una Carmona menos monga que el original.

Hoy es día del padre, no tiene relevancia esa acotación en esta carta, es verdad. Aunque tu sabrás que es un día menos feliz para mi que para ti, y por eso quizá me esté dejando notar un poco idiota (bastante idiota), puede ser que no sea bueno seguir. Te quiero imbecil, en serio me partiste, es muy cabro decir que un hombre me rompió el corazón, pero tu lo hiciste. No quiero que me dirijas la palabra nunca, ni yo te la dirigiré a ti, sin embargo, espero que tu vida reciba una lluvia incesante de bendiciones, de cosas buenas, de mujeres también, luego te darás cuenta que la misma cojudés aburre carajo. Bueno pues cara de escroto, no tengo mucho más que decirte, disculpa si no te gustó, si esperabas más, sé que pudo ser algo mucho mejor, pero como te dije, no me interesa una estética literaria en esta ocasión, sólo me importa que tu sepas que en mi tienes un amigo, un amigo que no verás más, ni podrás buscarlo, pero un amigo al fin y al cabo, porque te aseguro que no tienes tantas personas en tu entorno con tan buenos deseos para ti como los que yo anhelo. Cuídate, adiós, he querido respetarte y he editado muchas líneas de esta carta que me he dado cuenta podrían mortificarte, quiero que te sientas bien y a la vez pedir a todos los que lean esta carta que me dejen de preguntar por Jimmy y Marissa, con este escrito he puesto el punto final a la primera "novela" de mi vida, y parafraseando a Sabina culmino diciendo que: "A este punto final de los finales, no le siguen dos puntos suspensivos".

domingo, 16 de mayo de 2010

Carta I. Parte 1

Queridos Jimmy y Marissa:

Bueno, me fue difícil decidirme a escribirles una carta, tengo un lógico temor a que les pueda desagradar saber de mi a estas alturas, pero he preferido hacerme la idea que tomarán las palabras que cuidadosamente he elegido para saludarlos, como la despedida total de quien en algún momento formó parte del entorno de ambos.

Disculpen que mi manifestación se exponga a través de un blog, pero no encontraba un medio que me proteja más que mi propio lugar que creé para que se convierta en mi terapia al inexorable mal que se llama "baja autoestima". Un mail personalizado me pareció un tanto arriesgado, y no quería que las palabras que hoy nacen en la intimidad de mi habitación terminen en la papelera de de sus correos.

Advierto que no hay rencor, ironías ni ofensas en las líneas posteriores, así que cualquier lector que espere eso, está a tiempo de dejar de leer y cerrar este sitio web, pues no satisfaré la necesidad de guasa que este guasón normalmente satisface.

Me dirigiré por separado, no son la misma persona y a cada uno necesito decirle diferentes cosas. Primero son las damas. Marissa siempre supo ser y se dejó ver como dama, así que comencemos con el "querida Marissa", o "bien recordada", bueno dejémoslo en simplemente Marissa y los dos puntos.

Marissa:
Comenzaré diciendote que los recuerdos mientras más lejanos son, más hermosos se ponen. No hace falta ahondar en el tema, sé que pertenezco a tu pasado y tú afortunadamente al mío. Es imposible encontrar al amor de tu vida a los 16 años, que es cuando comienza la búsqueda y el camino en el cual vas dejando tu hollar en cada candidato. No es inteligente quedarse con el primero. Lo sabes y lo sé.

No te escribo para dar un viaje pretérito, sinó para saludar y celebrar tu fructuoso presente. Siempre te dije (aún cuando estábamos) que ibas a terminar enamorándote de Jimmy, y tú lo negabas tan enérgicamente, que ese miedo de ver a mi novia con mi amigo y confidente, desaparecía. Ahora agradezco a Dios que se haya dado esta situación, aunque me torturaba este escenario y moría de pánico de que llegase. Al final termina siendo un limpiador de conciencias. Yo sentía que había sido una rata de desague contigo, pero tu "sorpresivo" emparejamiento con Jimmy, me humaniza o te deshumaniza, no lo sé, pero a roedor no llegas, en serio ni con una chinchilla te compararía.

No me da el alma para que esta carta se parezca a la anterior, en la que yo dejaba notar involuntariamente mi herido orgullo, porque habías aceptado la declaración de amor de un marino con cara de looser (yo también la tengo, pero para La Marina es importante no tenerla). En ese entonces te escribí golpeado y buscando golpear, sin embargo, ahora no tiene caso hablar de los temas que mencionaba en aquella carta: del pollo al horno de los sábados, de los paseos en mi pequeña moto, de nuestros llantos, mucho menos hablar de sexo. No pretendo despertar la imaginación de Jimmy, sé que él es inteligente y no se flagelará el cerebro como lo hacía yo, por mucho menos que una ex pareja de cuatro años ¿verdad?

Mientras escribo no dejo de preguntarme si las cosas habrían sucedido así, en el caso que yo me hubiera quedado a vivir en Ica. No lo creo. Seguro no estaríamos juntos, pero no se parecería al presente. Presente que hoy a ti te sonríe, y a mi, me ha dado una bofetada, dura, pero aleccionadora. Que tenga cuidado con mis descuidos me ha dicho la vida, y yo te descuidé, tanto, que creo que la mejor manera de rezarcir mi estúpida distracción, es decirte que me arrepiento de no haberte tratado como te merecías, eras la persona que más debía respetar, y sin embargo, fuiste la única persona a la cual yo le falté el respeto a cada instante. Cabe arrepentirse ¿verdad?

Si pongo las cosas en extremo drama, te diré que me mataste por segunda vez. Como todo asesino, el primer muerto no te deja vivir en paz, te atormenta, piensas todo el día en que pudiste evitar matarlo. Del segundo muerto en adelante, ya el asesino aprende a matar "a sangre fría", cual sicario ad honorem. Sé que ahora en lo que menos piensas es si me dolió, si no me dolió. Al final uno vive ocupándose de su propia felicidad ¿verdad?

No te diré cuanto me afectó, pero fue menos que el primer asesinato, cuando aprendiste a jalar el gatillo si me destruiste. Hoy no. Hoy recuerdo la relación, como un encuentro entre una chica que fue el Abu Ammar (el que construye) y un chico que solo desbarataba los muros que tú, arquitecta de la relación, te esmerabas en construir.
Las líneas de esta carta aún no se deciden a demostrarte odio o amor, y es que las dos cosas las siento. Pero, sabes bien que nunca será, odio negro, ni amor rojo. Bueno Marissa, en nuestra balanza creo que pesan más las sonrisas que las lágrimas ¿verdad?

Y ganan las sonrisas por encima de todo, porque los rezos de cada noche por ti y por los tuyos es algo que aún recuerdo y de vez en cuando practico, ganan las sonrisas porque mientras silbo inconcientemente Los Tulipanes viene a mi memoria tu casa, y ese niño tan hermoso que tienes como sobrino. Agradezco que hayas sido un oasis en mi desierto. Tupiste de vegetación y agua mi suelo arenoso y árido, y eso no se olvida, eso se agradece ¿verdad?

Este es el momento ideal para concluir, porque el inicio de este escrito no encontraba ni presentía a un vasco tan sensible como el que se presenta en este minuto, en el cual te hago llegar mis más bondadosos y diáfanos deseos. Jimmy es un estupendo chico, merecías alguien así. Y él merecía alguien como tú ¿verdad?

Lo que para mi era una pesadilla, hoy ya es una realidad, y se ha convertido en el albor de mi madurez. Hoy aplaudo la relación que están edificando. Parece ser de esas que duran por siempre, que comienzan en el término de la vida universitaria y finaliza cuando uno de los dos le lleve flores a la tumba del otro ¿verdad? Permíteme responder por ti: CLARO QUE ES VERDAD TODO.


Querido Jimmy: ............... continuará

miércoles, 17 de marzo de 2010

Poema I

La ausencia de braguitas
altera mi disciplina nocturna,
mis manos extrañan tocaditas
que solo aplaca la luz diurna.

Y si tengo dos naipes de diamantes
que sirven para alquilar un par de amantes,
si el all in sopla a mi favor
es noche que se compra el amor.

De vida vacía y triste,
al ludópata de pajas lo señalan,
en su cuerpo la droga existe,
y entre Kundera y Borges se lo inhalan.

El peor de los coetáneos poetas,
muere por estar enamorado
de una de las tantas Julietas,
que los Romeos han abandonado.

domingo, 28 de febrero de 2010

Cuento II. Esto no es cuento

Hoy terminaron mis vacaciones. Estoy solo en mi casa y es sábado. Son la una de la madrugada y permaneceré solo hasta que llegue el alba con la presencia de mi mamá.
He fumado marihuana dos horas antes de este escrito. Mi cuerpo no ha sido hospitalario con ella y por el contrario no la recibió bien. Sin caer en exageraciones, hace un poco más de una hora he sentido tan cerca la muerte que aún estoy temblando desasosegado. Luego de pasar por el agradable proceso de risa, violentamente mi vista se blanqueó al igual que mi mente, mi cuello se puso rígido perdiendo yo el control sobre él, pasaban por mi cabeza imágenes de convulsiones y moría de miedo que eso me suceda, mis orejas hervían sobre todo en la zona del pallar causando un malestar ante el cual perdía mi espíritu de inmortalidad que me da la base dos.
No tengo una idea clara para explicar porque fumé un maldito bate que probablemente haya sido surtido con PBC. Tengo una ineluctable relación con mis ludópatas costumbres, y no podría agregar alucinógenos a mi gama de vicios.
Me estoy viendo al espejo. Mis ojos están rojos, “reventado”, como dicen en el argot del humo y el talco. En el espejo veo a un miserable que es peor de lo que yo creo ser. Lo veo llorar con la cara desencajada y con la respiración acelerada. Quiero destrozar el espejo que no produce espejismos, sino una realidad inexorable. Hoy me siento un fantoche que quiso ser zascandil, para proyectar una imagen bohemia, pero que estúpidamente pone en peligro su vida.
Ahora que el tiempo disuelve los efectos, me pongo a pensar si soy digno de seguir aquí, en mi casa, bajo un techo, sabiendo que encontraré desayuno en la mañana. Sé que mis actos han envilecido mi ser, y por desgracia soy conciente autodestructivo. Justifico mi desidia con la relación agria que llevo con mi padre, justifico con que mi ex mujer se fue con mi ex amigo, justifico todo pensando que mi estómago no me va a dejar vivir mucho tiempo, que la vida se me acaba antes de hacer todo lo que quiero y lo que quiero querer. Casi me voy antes de tiempo y le pido disculpa a la gente que amo y hago la promesa inquebrantable de no volver a fumar un tronchito que hace felices a tantos, pero que al igual que el sexo ha decidido no relacionarse conmigo.

martes, 9 de febrero de 2010

Cuento I: La camaneja

“Hoy tengo perritas calientes”, dijo cubanito una noche de viernes. Estábamos Robert, el colorao, cubanito y yo, dando vueltas a una misma manzana en la camioneta “Toyota 4x4” del colorao. La conversación se hacía forzada porque en realidad el querer de todos era que transcurra rápidamente los minutos para recoger a la amiga que cubanito prometió donar para fines hormonales.

Las 8:15. Ya es hora de pasar por ella. Nadie sabe el nombre, ni cubanito, solo sabe que le dicen “camaneja”, por ser oriunda de Camaná . Como dato adicional de esta muchacha, sabíamos que tiene una foto donde sale desnuda de la cintura para arriba circulando en el internet.

El colorao conducía la camioneta siendo dirigido por cubanito, para dar con el domicilio de la torta de la noche, que ya causaba expectativa. El barrio donde vive está lleno de delincuentes, aunque no nos atacaron pero los llamo delincuentes porque estaban descamisados, ebrios y oyendo a Chacalón, además los rostros delataban las sirlas de su vivir.

Salió la camaneja de su casa respondiendo al acuerdo de pararse en el umbral inmediatamente sea timbrada al celular. Nos vio y dirigió su andar hacia la camioneta. No llegaba al 1.55 m. de estatura, su figura perdía forma a la altura del abdomen, su rostro era circular como un platillo, y dentro de él sobresalía una nariz ancha y con huellas de acné. Subió a la camioneta e hizo un saludo general, sin ninguna presentación. Por el retrovisor la veía y divisé que tenía las piernas chuecas pero carnosas, que se dejaban ver por el short de poca tela que lucía.
En mi casa había un whisky que mi mamá ganó en un sorteo del casino al cual acude religiosamente de lunes a domingo. Lo estaba guardando para una ocasión especial, pero las ocasiones especiales a veces tardan mucho en llegar, así que sacarlo sería lo mejor, aunque yo no pueda beber por padecer de gastritis.

El colorao puso en marcha la camioneta hacia un parque. Llegamos y nos sentamos en una banca frente a una losa deportiva. Pensé que la salida iba a ser furtiva pero mas expuesto nunca estuve, he saludado a más de quince personas en el tiempo que estuvimos ahí. El colorao advirtió que no era una buena idea mostrarse en un lugar tan transitado por nuestros conocidos y se fue con algún pretexto tonto (no hubiera podido idear un pretexto que no sea tonto).

Comenzaron a tomar mano a mano Robert y la camaneja. Cubanito y yo no quisimos, pero la conversación se hizo fluida con los minutos y sin necesidad de alcohol. Hablamos de política, que es un tema que se toca más mientras más desinformado se esté. La camaneja expresaba sus ideas evidentemente plagiadas y paporreteadas. Pobre de ella si se le hacía una pregunta que no esté en el libreto que había aprendido, tal vez de un profesor de su universidad, o tal vez de cinco minutos fortuitos de ver el programa de Rosa María Palacios.

Cuando el whisky estaba en menos de la mitad de la botella, propuse que vayamos a mi casa. Aceptaron y tomamos un taxi. La camaneja había comprado dos Red Bull, y ya se notaba las ganas que tenía de embriagarse y que posteriormente alguno o todos juntos le demos el néctar humano que sirve para procrear.

En mi casa me animé a tomar un par de vasos de whisky por si me daba el efecto de embellecedor y ver con ojos de deseo a la pobre muchacha que ya andaba caminando en zigzag. Ella entró al baño y se demoró diez minutos, me preocupé porque el agua se va en las madrugadas. “¿Estará cagando?”, le pregunté a cubanito. Me respondió que no lo veía posible. Les dije que se vayan cuando ella salga, porque yo nunca tengo sexo y ellos sí. Piadosamente aceptaron y cuando salió la camaneja, Robert dijo: “ya tengo sueño”, y cubanito lo apoyó pidiendo irse los dos juntos. Yo le dije a la camaneja para quedarnos a terminar lo que quedaba de whisky. Ella afirmó con la cabeza.

Despedimos a mis amigos y volvimos a entrar a mi habitación, yo estaba en llamas por dentro, el trago dio resultado, deseaba a esa horrenda mujer. Al entrar en mi habitación, ella se sienta en mi cama y me pregunta si se ve feo un pequeño moretón que tiene en el muslo derecho, levantándose el short provocativamente. Yo le digo que no se le ve mal y me siento a su lado. Me acerco a su boca. Ella cierra los ojos y me voltea la cara cuando estaba a una pulgada de sus labios. Me dice que no quiere enamorarse. “¿Quién mierda habla de amor?”, pensé pero no lo dije.

Se tapó la cara con las manos y me dijo que sufre por un canalla que la abandonó. No aguanté más la ridiculez de la escena y le dije: “vamos, te embarco en un taxi”. Aceptó mi propuesta y caminamos hacia la calle. Cuando estábamos en la puerta voltea con energía, se me acerca y me pregunta: “¿soy bonita?”. “Sí, eres simpática”, le mentí. Se abalanzó sobre mí estampándome un pedestre beso. Ya no andaba muy caliente pero la llevé a mi cuarto. Ingresamos besándonos y yo tratando de instalar mi mano en su trasero, pero ella no se dejaba, me la sacaba de ahí aunque no con mucha renuencia. Al fin cedió y dejó que manosee su encebado cuerpo pero no llegamos a copular por falta de preservativo y por falta de ganas también.

Luego la acompañé hasta su casa. En el camino me decía que le gustan las cosas serias, que es la primera vez que tiene una aventura de estas. Le seguí la corriente con hipocresía y llegamos a su hogar.

En el regreso estaba pensando en llegar a mi cuarto, masturbarme y luego dormir la mayor cantidad de horas posibles. La masturbación es el mejor somnífero y de eso qué duda hay.
Al entrar a mi habitación me vence la pereza y no quiero prender la computadora y poner a cargar un video porno que inspire la paja, así que decidí acudir al ingenio y a mi buena memoria que retrata traseros y senos. Entré al baño y ¡oh sorpresa!, un trozo de mierda flotando en el inodoro.
PUTA CAGONA, maldije. Cómo podía expulsar semejante monstruo por sus esfínteres. Me malogró el plan “corrida”, y resignado me fui a dormir odiando mi suerte, y sin sacar de mi mente el recuerdo que dejó la camaneja en mi baño.

lunes, 8 de febrero de 2010

Otra vez aquí

He decidido burlarme de mí, me he rendido ante las mofas que la vida me destinó. Hoy por ejemplo he descubierto que soy feo, y ayer descubrí que soy bruto, y hace dos días descubrí que tartamudeo al hablar, dejé de creer lo que creen todos(que son bonitos e inteligentes); entonces no vale más la pena que me cuide de las burlas, no vale más la pena que me ofenda el comentario ajeno, he asumido el rol de ser mi principal opositor, o en mejores términos: prefiero ser mi propio bufón.
Para iniciar esta nueva faceta carente de autoestima y exageradamente ignominiosa, he proyectado crear mi primera serie de cuentos, obviamente no hará falta crear nada, bastará con recrear pasajes desafortunados que quizá ayuden al lector a sentirse mejor consigo mismo. Podría ayudar tanto como lo hace Coelho, solo que en diferentes formas, aunque coincidiendo en la mediocridad literaria, con la diferencia que su mediocridad es popular y disfrazada. La mía es casi anónima y desacreditada.
Hace tanto tiempo que no escribo una línea que ya no sé si me quede algo de escribidor. Hoy vuelvo a tomar un bolígrafo entre mis manos y enfrento a un cuaderno que está en blanco, como invitándome a desahogar mis pensamientos envenenados por las circunstancias y vomitar mi bilis a través de la tinta. Llenaré ese cuaderno de cuentos mal contados y de personajes reales que me provoca enmascarar con nombres ficticios para jugar por segunda vez a que soy Kundera.